sábado, 15 de mayo de 2010

Juan Mnuel de Rosas por Velazquez y Rodríguez

Conocido como Juan Manuel de Rosas, fue bautizado como Juan Manuel José Domingo Ortiz de Rozas y López de Osurio savedra. Era hijo del militar y peón de la familia León Ortiz de Rozas y la estanciera Agustina López de Osornio. Pertenecía al linaje de los Ortiz de Rozas, que tiene origen desde hace nucho tiempo1823 en el pueblo de Rozas, Valle de Soba, Cantabria, España.
Nació en el solar que habitaba su abuelo materno - don Clemente López - situado en la calle que en ese entonces se denominaba Santa Lucia, actual calle Sarmiento entre las calles Florida y San Martín, en la ciudad de Buenos Aires.[1]
Ingresó a los 8 años de edad en el colegio privado que dirigía Francisco Javier Argerich, si bien desde joven demostró vocación por las actividades rurales. Interrumpió sus estudios para enrolarse en la compañía de niños del Regimiento de Migueletes, que participó en la defensa frente a las invasiones inglesas (1806-1807).
Más tarde, retirado al campo, se convirtió en un gran estanciero de la Pampa bonaerense, manteniéndose alejado de los sucesos revolucionarios de 1810. En 1813, pese a la oposición materna — que venció al hacer creer a su madre que la joven estaba embarazada — se casó con Encarnación Ezcurra, con quien tuvo tres hijos: Juan, María, muerta de niña, y Manuelita, nacida en 1817, que luego sería su compañera inseparable.
Poco después, debido a un entredicho que tuvo con su madre, devolvió a sus padres los campos que administraba para formar sus propios emprendimientos ganaderos y comerciales. Además se cambió el apellido "Ortiz de Rozas" por "Rosas", cortando simbólicamente la dependencia de su familia.
Fue administrador de los campos de sus primos , Nicolás y Tomás Manuel de Anchorena, al segundo de los cuales siempre le tuvo un especial respeto y admiración, y quien ocuparía cargos importantes dentro de su gobierno. En sociedad con Luis Dorrego — hermano del coronel Manuel Dorrego — fundó un saladero; era el negocio del momento: la carne salada y los cueros eran casi la única exportación de la joven nación. Acumuló una gran fortuna como ganadero y exportador de carne vacuna, distante de los acontecimientos emergentes que conducirían al virreinato del Río de la Plata a la emancipación del dominio español en 1816.
Por esos años conoció al doctor Manuel Vicente Maza, quien se convirtió en su patrocinador legal, en especial en una causa que sus propios padres habían entablado contra él. Más tarde sería un excelente consejero político.
En 1818, por presión de los abastecedores de carne de la capital, el director Juan Martín de Pueyrredón tomó una serie de medidas en contra de los saladeros. Rápidamente, Rosas cambió de rubro: se dedicó a la producción agropecuaria en sociedad con Dorrego y los Anchorena, que también le encargaron la dirección de su estancia "Camarones", al sur del río Salado.
Al año siguiente compró la estancia "Los Cerrillos", en San Miguel del Monte. En su estancia en la Laguna de Monte organizó una compañía (aumentada al poco tiempo a regimiento) de caballería, los "Colorados del Monte", para combatir a los indígenas de la zona pampeana. Fue nombrado su comandante, y alcanzó el grado de teniente coronel.
Por esos años escribió sus famosas "Instrucciones a los mayordomos de estancias", en la que detallaba con precisión las responsabilidades de cada uno de los administradores, capataces y peones. Allí demostraba su capacidad para administrar simultáneamente varias explotaciones, con métodos muy efectivos, en un anticipo de su futura capacidad para administrar el estado provincial.
Hasta 1820 se dedicó a sus actividades privadas. Desde ese año hasta la batalla de Caseros, en 1852, consagraría su vida a la actividad política, liderando —ya en el gobierno o fuera de él— la provincia de Buenos Aires, que contaba no sólo con el territorio productivo más rico de la naciente Argentina, sino con la metrópolis más importante (la ciudad de Buenos Aires) y el puerto que concentraba el comercio exterior de las restantes provincias, así como el control de la aduana. En relación a estos recursos se desarrollaron gran parte de los conflictos institucionales y las guerras civiles del siglo XIX en la Argentina, controlados hasta la caída de Rosas por la provincia de Buenos Aires.
Luego de la batalla de Caseros, Rosas se exilió en Gran Bretaña, en una granja en las cercanías de la ciudad de Southampton. Murió en el exilio el 14 de marzo de 1877, acompañado por su hija Manuelita. Sus restos fueron repatriados a la Argentina el 1 de octubre de 1989 y reposan actualmente en el panteón familiar del Cementerio de la Recoleta en la Ciudad de Buenos Aires.

Primera Gobernación (1829-1832)
En el año 1827 Rosas apareció como lídermilitar a favor de la corriente federalista, opuesta a las reformas liberales defendidas por la tendencia unitaria, en la que militaba Juan Lavalle, gobernador de Buenos Airesen ésos momentos. A su vez, Lavalle había fusilado a Dorrego, gobernador federal que le precedió. Entonces el general fundó una coalición con Estanislao López, combatió y derrotó a Lavalle en el Puente de Márquez. Rosas fue nombrado gobernador por la Legislaturade la ciudad de Buenos Aires. En el momento en que asumió su primer gobierno, la situación era de gran inestabilidad tanto política como social. En lo político se habían sucedido tres fracasos importantes: la crisis de 1820; el colapso de la presidencia de Rivadavia y del congreso constituyente en 1826-1827; y la ruptura militar y posterior guerra civil de 1828-1829.
Esta primera gestión fue severa, aunque no excesivamente represiva. Se caracterizo por su esfuerzo en restaurar el orden y la tranquilidad publica, el ordenamiento de las finanzas y el saneamiento de la administración.
Una gran diferencia con respecto a la política unitaria, fue la cercanía que mantuvo siempre Rosas con la iglesia. En definitiva, este apoyo mutuo fue la principal arma de Rosas para ganarse el apoyo de las clases más humildes.
Si bien el peligro unitario había desaparecido en Buenos Aires, seguía siendo efectivo en el interior. El general Paz desde Córdoba mantenía su Liga Unitaria, protocolizada en agosto de 1830 con un pacto entre las provincias del noroeste ocupadas por su ejercito y revestido del Supremo PoderMilitar. La situación termino recién con la prisión de Paz el 10 de mayo y la derrota de los restos unitarios mandados por Lamadrid en Ciudadela (Tucumán), el 4 de noviembre de 1831, a manos de Facundo.
De modo que en 1831, luego de dos largos años de sofocar revoluciones internas e intentar mantener la paz de la provincia, empezó su estrategia, convocando la unión de 4 provincias en el Pacto Federal de 1831, camino a la Confederación Argentina. En vísperas de guerra entre provincias del litoral y Córdoba, el General Paz cayó prisionero. Con este suceso Quiroga hizo una campaña liberando a 4 provincias integrándose al este y oeste. Nació entonces la Confederación Argentina con la estrategia desplegada por Rosas. Después de la campaña por la unión federal terminó el mandato del gobierno (1832) y fue reelegido con 29 votos contra 7 pero no aceptó. Fue renombrado el 6 pero renunció nuevamente. La Sala insistió pero el general se negó. El motivo fue claro. Sin un espíritu nacional que lo apoyara no quería gobernar. Necesitaba del intelecto unitario que no tenía conciencia nacional mientras la administraciónfederal muy bien intencionada carecía de él. Manifestó su deseo de volver al campo. Ante esta posición la Sala nombró a Balcarce. La Sala de Representantes en 1832, finalmente decidió que las facultades excepcionales no le serian renovadas, el gobernador entonces optó por retirarse del escenario político puesto que según su criterio la tan proclamada normalidad institucional solo podía tener una consecuencia: "el resurgimiento de la inestabilidad fomentada por pasiones políticas aún no del todo acalladas". En consecuencia, la Junta eligió a su primer ministro de guerra, Balcarce, que tras consultar con Rosas asumió el cargo el 17 de diciembre de 1832. Este ultimo emprendió entonces la "Campaña del Desierto" entre 1833 y 1834.

El Pacto Federal(Argentina)
El Pacto Federal fue un tratado suscripto en la ciudad argentina de Santa Fe el 4 de enero de 1831 por las provincias de Buenos Aires, Entre Ríos y Santa Fe, en el que se constituía una alianza ofensiva y defensiva entre las provincias federales para hacer frente a la recientemente formada Liga Unitaria. Posteriormente adhirió al pacto la provincia de Corrientes, incorporando su diputado el 19 de agosto de 1831.
Discusiones previas
La primera reunión entre las provincias de Santa Fe, Entre Ríos, Corrientes y Buenos Aires, con motivo de concretar una alianza, se realizó en Santa Fe el 20 de julio de 1830. Contó con la presencia de los diputados Domingo Cullen por Santa Fe, Diego Miranda por Entre Ríos, Pedro Ferré por Corrientes y José María Roxas y Patrón por Buenos Aires.
Proyectos de tratado
Archivo:Rosas y Patron.JPG
José M. Roxas y Patrón.
Se decidió confiar a Rosas y a Ferré la redacción de un proyecto de tratado. El diputado correntino planteó tres puntos:
Que debía permanecer la representación de las provincias ligadas, hasta tanto se organizase la nación, con atribuciones determinadas
Que esa misma representación debía hacer lo imposible para conseguir la organización general del país
Que la misma representación arreglase el comercio extranjero y la navegación de los ríos
Rosas y Patrón se opuso a estas ideas, alegando no poseer las facultades para tratar esas cuestiones, por lo que el 24 de julio el diputado por Buenos Aires presentó su proyecto de tratado. En un memorándum explicativo señalaba que era cierto que los habitantes de las demás provincias debían pagar, en la aduana de Buenos Aires el precio de lo que consumían y además los derechos de exportación de productos. Pero alegaba que Buenos Aires afrontaba la deuda nacional, velaba por la seguridad en las costas y vigilancia del río, mantenía agentes y cónsules en países extranjeros, atendía las relaciones exteriores y respondía a los perjuicios causados por los corsarios de la república. Ferré le contestó con otro memorándum donde criticaba la libre importación de productos y la exclusividad del puerto de Buenos Aires, bases del comercio de esa época. Proponía la habilitación de otros puertos, entre ellos el de Santa Fe, la prohibición de la importación de algunos productos y que los ingresos de la aduana beneficiasen a todas las provincias.
En su proyecto Ferré proponía que la comisión de diputados de todas las provincias tuviera a su cargo las tareas de hacer la paz y declarar la guerra, organizar los ejércitos, decidir la utilización de los fondos para sostener a éstos e invitar a todas las provincias a un congreso general que las organizara y declarara una constitución.
Hasta que llegara ese momento, la comisión atendería el comercio exterior, regularía la navegación de los ríos Paraná y Uruguay y promovería el desarrollo industrial. Rosas y Patrón permaneció inflexible y Ferré optó por retirarse de las negociaciones.
La firma
Rosas envió instrucciones a Rozas y Patrón para que aceptara la constitución de una comisión compuesta por un diputado por cada una de las provincias litorales. El gobernador santafesino Estanislao López comunicó a sus colegas de Entre Ríos y Corrientes que nombraran sus representantes para continuar con la labor. Finalmente los representantes de Buenos Aires, Santa Fe y Entre Ríos lograron ponerse de acuerdo y firmaron el 4 de enero de 1831 el Pacto Federal. Corrientes se adhirió al tratado más tarde, incorporando su diputado el 19 de agosto de 1831 a la comisión representativa de los gobiernos de las provincias litorales creada por el pacto y establecida en la ciudad de Santa Fe.

SU ACCIÓN COMO POLITICO
Una de las claves de su acción política fue la utilización premeditada del apoyo de gentes humildes y, en especial, la de los ambientes rurales. Esta actitud de Rosas dio a su gobierno un tono populista que disimulaba el más completo dominio del partido y del gobierno, por los sectores oligárquicos o aristocráticos de la provincia. Rosas se ocupó del pueblo y parecería según sus propias palabras, que lo hizo más por cálculo y temor que por amor. Rosas era eminentemente conservador y por lo tanto no faltó esa regla sagrada de su tiempo.
El proceso termina cuando el 5 de diciembre la legislatura reelige a Rosas en su cargo pero sin acordarle las facultades extraordinarias. Rosas vio menguado su poder y herido su prestigio. Su carrera política está amenazada. Comprende que solo un oportuno repliegue puede salvarlo. Si un sector de su partido se ha cansado de él, es necesario que vuelva a ser el hombre indispensable de 1829. iniciando un juego magistral, renuncia a la nueva designación de gobernador, declara que no puede hacer más nada y que la responsabilidad del futuro recaerá sobre los diputados. Éstos se desorientan e insisten, pero no ofrecen las facultades extraordinarias que esperaba le gobernador. También para ellos se trata ya de una cuestión de honor. Rosas ha dejado, aparte de su acción política, una apreciable obra administrativa.
Por fin el 12 de diciembre para salir del impasse los diputados eligen gobernador al brigadier general Juan Ramón Balcarce que acaba de participar en la guerra contra el general Paz y es un antiguo federal.

CONCLUSIÓN:
De 1829 a 1832 y de 1835 a 1852 gobernó Buenos Aires Juan Manuel Rosas. Conocido como el gran dictador, fue sin dudas un poderoso estanciero y un caudillo político, que representó los intereses porteños. Ejerció una dictadura y demoró mientras estuvo al poder la organización nacional con el argumento de que el país no estaba preparado. Si bien se lo conoció como el Restaurador de las Leyes, solo sancionó dos leyes en sus casi 30 años de gobierno; Rosas anhelaba la libertad anárquica y despreciaba las reglas.
Rosas tuvo movimientos de resistencia en casi todo el país, protagonizados por unitarios y federales liberales. Montevideo fue el centro de esa conspiración, cuyos métodos eran el terrorismo, el asesinato, el fraude, la unión con el extranjero, confiscaciones. Los opositores sentenciaron a Rosas a gobernar sin un día de tranquilidad. Su fracaso se debió a la falta de unidad en su coordinación y a la diversidad de tendencias que participaron. En su mayoría recurrieron al apoyo extranjero, lo que les acarreó desprestigio frente al caudillo porteño que se mostraba como defensor de la soberanía nacional. Estos solo tuvieron éxito cuando se unieron para luchar contra el dictador.
La oposición fue perseguida y ejecutada durante 15 años en el poder. Los unitarios, con imprudentes golpes de estado, con medidas, arbitrarias, con su recurso a los actos habilidosos, crearon el clima propicio al desprecio por la ley. Fueron éstos quienes tildaron a Rosas como el personaje más siniestro del siglo XIX en la Argentina. Buscando material sobre Rosas me he encontrado con autores que estaban a favor (José M. Rosa), y otros en contra (Dellepiane); Rosas hizo cosas buenas y cosas malas; pero ¿Por qué nunca intentó organizar al país? En todo el tiempo que gobernó ¿nunca se podría haber hecho una constitución? Rosas se equivocó al haber rehusado a su pueblo a un régimen estable y organizado.
Por otro lado debe remarcarse la intención de ejercer una economía proteccionista y favorecer a las industrias locales. Aunque es verdad que siempre terminó actuando con los intereses de Buenos Aires (Ej: La ley de Aduana). También defendió enérgicamente la soberanía nacional ante las pretensiones extranjeras de
disponer libre tránsito en ríos nacionales, y nunca dejó de reclamar la devolución de las islas Malvinas por parte de Inglaterra. Y justamente el mismísimo general San Martín lo elogiaba por su patriotismo y defensa contra el extranjero: " El sable, que me ha acompañado en toda la guerra de la Independencia de la América del Sur, le será entregado al general de la República Argentina, don Juan Manuel de Rosas, como una prueba de la satisfacción que como argentino he tenido al ver la firmeza con que ha sostenido el honor de la República contra las injustas pretensiones de los extranjeros que trataban de humillarnos."
Por otro lado debemos decir que Rosas persiguió y castigó a los unitarios, catalogándolos de salvajes, mientras su gobierno no tuvo nada de federal. El era un federal personalista, lo que lo diferencia con los federales liberales. Centralizó el poder en Buenos Aires, y otorgó a esta provincia el manejo de los fondos de la Aduana. Además las provincias respondían a él, ya que sus respectivos gobernadores habían sido elegidos por Rosas.

ESTANCIA LOS CERILLOS
Estancia ubicada a pocos kilómetros de San Miguel del Monte, antigua Guardia del Monte. Sus campos fueron adquiridos a don julián del Molino Torres por la sociedad Rosas, Terrero y Dorrego, con anterioridad a 1820. El futuro Restaurador pasó en esta estancia una importante década de su vida, antes de ingresar definitivamente al escenario político nacional. Dicho establecimiento fue convertido por Rosas en un importante centro ganadero y agrícola, hasta el punto de que, en sus campos, trabajaban 60 arados al mismo tiempo.En 1819 elevó al Directorio una memoria en la que proponía la fundación de una Sociedad de Labradores y Hacendados, para prestar ayuda a la policía de la campaña, especialmente en la lucha contra los indios. Y en 1820 formó en la Guardia del Monte un cuerpo de voluntarios para auxiliar al gobierno de Buenos Aires: en esta fuerza había más de cien peones de Los Cerrillos, armados y equipados a expensas de Rosas. La disciplina impuesta por don Juan Manuel al 5° Regimiento de Milicias de la Campaña se evidenció cuando este cuerpo entró en la ciudad de Buenos Aires en aquel crítico año, para sostener a Martin Rodríguez. Desde entonces Rosas y los "Colorados del Monte" fueron sinónimos de orden.El prestigio de RosasAjeno a todo lo que no era el negocio de campo ó sus miras personales, Rosas vio sucederse tranquilamente todos aquellos acontecimientos que ensangrentaban el país y otros que debían hundirlo en la ruina. Las luchas civiles no lograron sacarlo de los Cerrillos, donde se hallaba desde que obtuvo su separación del servicio.No me gusta la política y creo que todo el poder del mando no vale la pena de dar un galope hasta Buenos Aires. Lo que yo quiero dominar son muchas vacas y muchas leguas de sembrado.Todas las estancias bajo la administración especial de Rosas, multiplicaron su capital en poco tiempo. La fortuna de aquella sociedad era así fabulosa. Cada puesto contaba con un gran capital y cada cosecha de cereales les dejaba una ganancia pingüe.Rosas, no olvidaba a su familia, que vívia con opulencia. Cada tanto tiempo venía á visitar a doña Encarnación, con quien pasaba algunos días. Entonces observaba con su gran perspicacia el movimiento político y se volvía á sus estancias donde seguía el desarrollo de sus planes y la conservación de su prestigio.

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