jueves, 20 de agosto de 2009

La tierra y su propiedad

La Tierra y su propiedad
La llanura siempre había tenido dueños, sólo después de la Conquista del Desierto surge claramente en su papel económico el propietario terrateniente, también puede atribuirse a la valorización acelerada de la hectárea de tierra provocada por el ensanchamiento del área cerealera entre 1890 y 1910. El propietario de ganado había hecho su fortuna comercializando cueros, carnes saladas o lanas.-
Los orígenes de la propiedad territorial pampeana son confusos, a pesar de ello se descubre una línea que permanece los primeros tiempos. A través de esos dos medios se concentra la propiedad de la llanura en un puñado de familias relacionadas a los importadores ingleses residentes en Buenos Aires.
De ese maridaje artificial surgen versallescos cascos de estancias en la provincia de Buenos Aires, modelo hispanocolonial imperante hasta entonces. Cientos y cientos de ricas hectáreas son destinadas a extensos jardines con artísticas fuentes.
La admiración por lo inglés obliga a reservarse, canchas de tenis y links, de polo, de golf... Junto a este dispendio de tierras sobreviven colonos chacareros y arrendatarios alfalfando los campos para la ganadería, esperando que la demanda exterior de cereales los proyecte al primer plano económico, los organice socialmente y les muestre posibilidades concretas de bienestar.-
Los primeros repartos oficiales de tierra al sur del río Salado se efectúan en 1816. Los estancieros, enriquecidos por la exportación de cuero invierten sus ganancias comprando tierras al sur de ese río.-
En 1832 Rosas hace donación de "suerte de estancias" sobre la línea fronteriza trazada en 1828, como es una forma de recaudar fondos para la proyectada expedición al desierto. En 1836 empiezan a venderse públicamente tierras al oriente del Salado y de una línea imaginaria que unía Azul con Necochea.
En 1838, se suprime la enfiteusis en algunas tierras y se duplica el canon en otras para obligar a sus concesionarios a comprarlas o venderlas. El motivo de la compra era la esperanza de una pronta valorización, la proximidad al puerto de Buenos Aires, la riqueza de la tierra y la presencia de agua, bastaba para la especulación.
Entre 1836 y 1867 las tierras de la franja ribereña multiplica su precio más de once veces, las de la hoya del Salado casi once, mientras que otras más de trece veces. Las condiciones fijadas establecían la erección de dos ranchos y un pozo de balde y la introducción de por lo menos trescientos vacunos o un millar de lanares.
Un nuevo impulso recibe el grupo terrateniente, que crece en número y en riqueza: en 1885 los expedicionarios al desierto son premiados con bonos de propiedad abstractos. Éstos bonos son rápidamente vendidos por los beneficiarios a los terratenientes que continúan acaparando hectáreas. En la primera etapa de su ocupación los dueños de la pampa poco invierten en ella. Sin invertir nada vieron sus tierras valorizarse día a día a un ritmo sorprendente, y se lanzaron a la especulación.
Con el advenimiento de la agricultura, serán los colonos arrendatarios los que en definitiva pagarán todas las mejoras que los ganaderos introduzcan en los campos. Su dinero pagará también las prolongadas vacaciones en Europa y las construcciones suntuosas de los cascos de estancias.
Las inversiones del capital privado -fundamentalmente extranjero- se vuelcan principalmente hacia el sector comunicaciones, concentrándose en ferrocarriles e instalaciones portuarias.
El poblamiento pampeano se resiente por esta estructura de propiedad que tiende a usar el suelo como bien de especulación antes que como fuente de producción. La concentración urbana alrededor de Buenos Aires, las otras concentraciones portuarias, la pasividad de los otros núcleos urbanos y la pobreza del medio rural son efectos del proceso de crecimiento de la propiedad territorial latifundista entre 1870 y 1890.
Fuente: http://www.pampagringa.com.ar/Notas/Historia_de_PG.htm

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