jueves, 7 de mayo de 2009

Virreinatos de "América"

Los virreinatos fueron las representaciones administrativas de la monarquía española en América, como ya había ocurrido en Europa, tratándose, por ej., de Cataluña o de Nápoles. Algunos, como el de la Nueva España, en México, o el del Perú, superaron en magnificencia a la corte hispana. El primer virrey de México fue Antonio de Mendoza, que cumplió estas funciones desde 1535 hasta 1550, pasando luego a Lima para ocupar el mismo cargo. El primero, en el Perú, fue Francisco Pizarro, que murió asesinado. Hubo allí nueve virreyes durante el s. XVI y catorce durante el s. XVII; en México, durante iguales lapsos, nueve y dieciocho. Más tarde, en 1717, fue creado el Virreinato de Nueva Granada, que comprendía lo que luego fue la Gran Colombia, desde Quito hasta Venezuela. En 1776 quedó establecido el Virreinato del Río de la Plata, cuyo primer virrey fue Pedro de Cevallos. Comprendía las actuales naciones de Paraguay, Uruguay, Bolivia y la Argentina. Los virreyes eran representantes directos del monarca español, presidentes de la Audiencia, superintendentes de la Real Hacienda y vicepatronos de la iglesia, cuya máxima autoridad religiosa eran los arzobispos

Notas: 1) Límite entre las colonias españolas y portuguesas a comienzo del siglo XVIII; 2) Tratado de Madrid de 1750, rectificado en 1777; 3) Lí­mites administrativos coloniales; 4) Expansión de los "bandeirantes"; 5) Rutas del comercio marítimo; 6) Puertos habilitados para el comercio con la metrópoli; 7) Territorio de las misiones jesuistas.
Virreinatos
Eje administrativo y político de toda la organización colonial, los virreinatos españoles de América constituyeron el principal instrumento del que se valieron los sucesivos soberanos para afirmar la autoridad real en aquellas tierras. El virreinato era una institución concebida como representación suprema de la corona española, por medio de la cual se concedía el gobierno de determinadas demarcaciones territoriales a los llamados virreyes, cuyas atribuciones eran muy superiores a las jamás gozadas por ningún otro funcionario real. Si bien su origen se remonta a la edad media, sus rasgos comenzaron a definirse a mediados del siglo XV en las posesiones ultramarinas y reinos dependientes de la corona de Aragón, y su apogeo tuvo lugar con la creación de los virreinatos de Indias, donde, en virtud de su enorme extensión y lejanía de la corte, se dotó al virrey de una singular preeminencia como alter nos del propio monarca, que en su nombre ostentaba los privilegios y atributos reales dentro de ciertas limitaciones. El cargo de virrey lo ocupó por vez primera en América Cristóbal Colón, si bien de forma fundamentalmente honorífica, sobre las tierras que había descubierto. Tras la muerte de Colón la dignidad desapareció y la autoridad pasó a manos de las audiencias, o tribunales especiales, pero las irregularidades cometidas por éstas en México y la tendencia de auditores y hacendados a asumir las prerrogativas reales impulsó a Carlos V a establecer en las colonias la institución del virreinato con objeto de que los virreyes se encargaran de la organización de las colonias y reafirmaran categóricamente su carácter estatal y su sujección a la soberanía de la corona

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