martes, 5 de octubre de 2010

Los partidos políticos en la Década Infame

Grupo 4: Los partidos políticos en la Década Infame
1. La Concordancia y los partidos opositores
En el momento del golpe de Estado, ni el Partido Socialista tradicional ni la Democracia Pro¬gresista lo apoyaron. Sí lo hicieron el Partido Socialista Independiente, el partido conserva¬dor o Partido Demócrata Nacional, los radicales antipersonalístas y distintos partidos provin¬ciales, como el Demócrata de Córdoba, el Liberal de San Luis, etcétera. Este acuerdo entre partidos fue denominado Concordancia.
El Partido Radical había participado en las elecciones de 1931, pero al ganar fueron anu¬ladas. Con el veto de la candidatura de M. T. de Alvear para la presidencia, el partido se de¬claró en abstención electoral (es decir, se abstuvo de presentar candidatos para las eleccio¬nes) hasta 1935. Es por ello que hasta esa fecha el principal bloque de oposición fue la Alian¬za Civil (partidos Socialista y Demócrata Progresista) y luego la Unión Cívica Radical.

Composición de la Cámara de Diputados de la Nación
año Partido UCR Socialista UCR Partido PDP
Conservador Antip Independiente Socialista
1932 56 17 11 — 43 14
1935 57 16 6 — 42 13
1938 59 5 2 64 5 —
1941 45 7 — 73 5 —
1943 48 19 — 63 17 —
La Alianza Civil era antiyrigoyenista, pero no quería enfrentarse al radicalismo porque nece¬sitó de sus votos, mientras el radicalismo mantuvo la abstención: esa fue la causa por la cual tuvo tantos representantes. Si bien aceptaron el papel que los conservadores les quisieron ciar (por medio del fraude no les permitían ganar las elecciones presidenciales, aunque les deja¬ban tener representantes en el Congreso), funcionaron corno voceros de denuncias sobre los negociados y la corrupción imperantes en el gobierno en esa década.
En 1935 el senador demócrata progresista Lisandro de la Torre estaba investigando sobre los incalculables beneficios que desde el gobierno se les estaba dando a los frigoríficos in¬gleses en la Argentina, y la evasión adicional de impuestos sobre el mínimo imponible que se les había fijado. Para frenarlo, el ministro Duhau atacó a puñetazos al senador, y el inci¬dente terminó con el asesinato que un matón a sueldo llevó a cabo dentro del recinto del Se¬nado: tratando de eliminar físicamente a Lisandro de la Torre, mató a su compañero de ban¬cada, Enzo Bordabehere.
El socialista Alfredo Palacios también tuvo una participación muy activa. Propuso numero¬sas leyes que beneficiaban a los pobladores más desprotegidos -fueron aprobadas, entre otras, leyes de protección al menor, a la maternidad, sobre accidentes de trabajo, creación cíe hogares-es cuela- y realizó denuncias de negociados como el de las tierras de Palomar (poco antes de que las adquiriera el Ejército, las compró un particular allegado al gobierno para vendérselas a un precio muy superior).
Después de que la UCR volvió a las acciones políticas, aceptando de hecho el fraude que los condenaba a no ganar la presidencia, no todo el accionar cíe sus miem¬bros fue inobjetable. Sus concejales estuvieron inclui¬dos en el negociado de la CADE (Compañía Argentina de Electricidad) cuya concesión fue prorrogada me¬diante la "compra" de los integrantes del Concejo De¬liberante de la Ciudad de Buenos Aires. Gracias a ello, la UCR recibió financiamiento del monopolio de elec¬tricidad para su próxima campaña política, pero tuvo como consecuencia la caída de su prestigio ante la opi¬nión pública.
2. FORJA y la defensa del patrimonio nacional
Un grupo de radicales yrigoyenistas, críticos ante la conducción alvearista —cuyos intereses coincidían de¬masiado con la oligarquía- terminaron independizán¬dose en 1935, formando una asociación a la que titula¬ron "FORJA"; Fuerza de Orientación Radical de la Jo¬ven Argentina. Al principio eran exclusivamente radi¬cales: Arturo Jauretche, Luis Dellepiane, Juan B. Fleitas, Hornero Manzi; pero luego aceptaron a gente prove¬niente de otros partidos, como Raúl Scalabrini Ortiz. Si bien eran muy pocos y no contaban con el beneplá¬cito de los medios de difusión ni del gobierno, se de¬dicaron a una tarea esclarecedora sobre todos los actos de corrupción y de colonialismo que se estaban llevan¬do a cabo. Con ese objetivo, en los diez años que tu¬vieron de funcionamiento, dieron unas cuatro mil con¬ferencias y publicaron numerosos cuadernos y gaceti¬llas con artículos de denuncias. Se manifestaban en contra de todo imperialismo, ya sea británico o nortea¬mericano, y acusaban a la oligarquía de ser sus agen¬tes en la penetración económica, política y cultural. Consideraban, como Yrigoyen, que debían permanecer neutrales ante los conflictos europeos, y que debían continuar las relaciones comerciales con la URSS, que nos beneficiaban.
Cuando se forma el movimiento militar de coroneles llamado GOU (Grupo Obra cíe Unifica¬ción o Grupo de Oficiales Unidos) que promueven el movimiento que culminará con el gol¬pe cíe Estado del 4 de junio de 1943, FORJA les dará su apoyo crítico. A los nuevos militares que están en el gobierno la crítica no les gusta, por lo que los forjistas terminan en la cárcel. Sin embargo, pronto encontrarán buena recepción en Perón, que convierte a Arturo Jauretche en su consejero hasta 1944. En noviembre de 1945 FORJA considera que sus objetivos se han cumplido, y se disuelve. Algunos de sus integrantes, como Gabriel del Mazo y Luis Dellepiane habían vuelto al radicalismo (Movimiento de Intransigencia y Renovación), otros se unieron al naciente peronismo.
Fuente: Alonso Maria y Otros., “Historia Argentina del Siglo XX”, Aíque, 1997.

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